Patrick Mahomes es el gran emblema actual de la NFL. En un deporte conocido por encontrar la épica en su dureza, el mariscal de campo de los Jefes de Kansas City clasificó a su cuarto Supertazón en seis temporadas de la manera más complicada posible: contra el favorito al premio MVP, Lamar Jackson, y por primera vez de visita en una final de la Conferencia Americana, en la casa de los Cuervos de Baltimore (17-10).
Ahora, convertido en el heredero del legendario Tom Brady, el jugador de 28 años y su equipo tendrán como rival el 11 de febrero en Las Vegas a los 49ers de San Francisco, que derrotaron a los Leones de Detroit con una reacción de 26 puntos sin respuesta. Ambos protagonizaron la edición 54 en 2020, cuando Kansas City derrotó a los gambusinos en el Hard Rock Stadium, en Miami.
Mahomes pudo haber elegido sólo al ala cerrada Travis Kelce como eje conductor de su partido, pero no lo hizo. Prefirió en cambio deambular por la periferia, con un trabajo riguroso y hasta obsesivo de búsqueda de los actores secundarios de su ataque para volver a la cima del Everest. Así fue que dio con un encendido Isiah Pacheco, quien logró una anotación en 24 acarreos para 68 yardas.
Pero, además, contó con una línea defensiva que le hizo las cosas más simples, como en la jugada que Baltimore perdió su mejor oportunidad con un dramático fumble de Zay Flowers a una yarda de las diagonales.
“No fuimos favoritos en los partidos recientes, pero nunca nos sentimos inferiores.
Tenemos muchos chicos en este equipo que saben cómo ganar, mencionó el dos veces Jugador más Valioso de la liga (2018 y 2022), mirando de reojo a sus compañeros, todos ellos vencedores ante el mejor equipo clasificado de la campaña regular. Dios nos puso muchas adversidades en el camino y aceptamos el reto. Ahora vamos al Supertazón, porque el trabajo no está terminado.
Para dar paso a otra jornada inolvidable, Mahomes grabó en su mente los movimientos de Travis Kelce, su mejor cómplice en momentos cruciales. Con la cantante Taylor Swift alentando desde las gradas en el M&T Bank Stadium, el flamante ala cerrada consiguió en su sexto partido por el campeonato de la AFC 11 recepciones y una anotación para 121 yardas, superando el récord de Jerry Rice.
Mientras más avanzaba Kelce, Baltimore era menos capaz dedesarticular su conexión con Mahomes, con quien el receptor ha logrado el mayor número de touchdowns en la historia de los playoffs.
El mariscal de campo marcó el camino desde la primera serie ofensiva de 10 jugadas y 86 yardas, culminada con una anotación de Kelce que hizo saltar de alegría a Taylor en el palco. A partir de allí, aunque los Cuervos respondieron con fabulosos pases de Lamar Jackson a Zay Flowers, Kansas City volvió a la carga con el resto de su arsenal, incluyendo al pateador Harrison Butker, quien sumó un gol de campo de 52 yardas a un segundo del descanso.
Una intercepción posterior de Deon Bush a Jackson llevó al quarterback de Baltimore, favorito a ganar el premio MVP de la temporada, a lanzar su casco al suelo de pura frustración. A pesar de un gol de campo a dos minutos del final, la distancia en el marcador fue inalcanzable para su equipo.
En la capital del juego, los Jefes aspiran a ser la primera franquicia en revalidar el título desde que lo hicieron los Patriotas de Nueva Inglaterra de Tom Brady entre las temporadas 2004 y 2005.
Detroit, una hecatombe
El otro boleto al Supertazón quedó en manos de los 49ers de San Francisco, un equipo inspirado en el talento del quarterback Brock Purdy, y su mano derecha, Christian McCaffrey, quien en 20 acarreos logró dos anotaciones para darle la vuelta a un partido (34-31) que llegó a estar 24-7 a favor de los Leones de Detroit.
Luego de una campaña de ensueño, la mala suerte de los Leones, que nunca han sido campeones en la era del Supertazón, regresó en un momento cumbre.
Errores de Jared Goff y Josh Reynolds, para quien la noche terminó volviéndose una pesadilla con fallas de coordinación, marcaron el regreso de San Francisco en su cuarta final de conferencia consecutiva.
McCaffrey y el joven Purdy, con series ofensiva de muchos quilates, lograron mantener las esperanzas de un título que se le resiste a San Francisco desde 1995. Su siguiente y última prueba produce viejos recuerdos, además de su sed de revancha: enfrentar a los Jefes de Kansas City en el partido por el campeonato y resarcir las heridas de hace cuatro años.
Detroit estuvo a una patada corta de mandar la serie a tiempos extra, pero otro error en la ejecución terminó por sentenciar sus aspiraciones.